(515) Virgo reina, creyo por ti
que si al tu Fijo ruegas por mí, si tú pides aqueste don, bien se que habré perdón. Virgo, por qui tantas maravillas son, ( 520) acabamé este perdón. Virgo, en post partum virgo, acabamé amor del tu Fijo. | Podemos ver por estas líneas que María Egipciaca se maravilla de la Virgen María y la circunstancia de su embarazo. Pide perdón de su hijo, Jesucristo. |
Creyo bien en mi crençia
que Dios fue en tu nascençia: (525) en ti priosp humandidat, tú non perdiste virginidat. Grant maravilla fue el padre que de su fija fizo su madre. E fue maravillosa cosa (530) que de la espina sallió la rosa; et de la rosa fruto sallió por que todo el mundo salvó. | Admite su fe y devoción a la virgen por ser virgen durante su embarazo divino y milagroso. Sigue alabándola por esa presencia divina y proclamando el agape que siente de Dios por María inmaculada. Afirma su creencia de que el Ave María es pura de corazón y cuerpo. Por eso, es ella la que salva a la humanidad de su pecado. |
Un nombre abemos yo e ti, mas mucho eres tú luenye de mí: (535) tú María e yo María, mas non tenemos amas huna vía. Tú ameste siempre castidat, E yo luxuria e malvezdat. El diablo fue tu enemigo. (540) Tú eres duenya mucho omildosa E yo só pobre e ergullosa, E de mi cuerpo luxuriosa. Nuestro Senyor amó a ti, E pues El amó a ti (545) Duenya, abe mercé de mí. Duenya, tú tienes un tal tresoro más preçiado es que plata e oro… | Se identifica con la virgen María por tener el mismo nombre. Pero admite la superioridad de la virgen, que fue enemiga del Diablo. Refiere a sus pecados para comparar su propia imperfección del cuerpo con el estado inalterable y perfecto de ella. Afirma de nuevo su fe y el agape que recibe de Dios por su arrepentimiento. |